¿Estamos nosotros buscando los puestos de mayor importancia, poder, y reconocimiento? ¿Qué dice Jesús de esas ideas y esos pensamientos tan naturales y comunes? Jesús es nuestro ejemplo perfecto, porque él “no vino para ser servido, sino para servir.”
En las iglesias de hoy día, se habla mucho del discipulado del creyente. En las librerías cristianas se hallan muchos libros sobre el tema. Pero, ¿será posible que en nuestro intento de entender y tratar este tema, hemos perdido el verdadero significado de la enseñanza de Jesús?
El papel de la mujer en la iglesia es un tema controversial. No es ninguna indignidad, sino un honor para ella cumplir el papel para la cual Dios la creó. Tratar de cambiar lo que Dios estableció resulta en desorden y fracaso. Su contribución es de mucha importancia.
Parece que hay una tendencia hoy día hacia la independencia en las iglesias. Ese espíritu individualista milita en contra de la enseñanza de Dios. Pero algo que ha distinguido a la iglesia peregrina es ese espíritu manso y humilde en cada uno; sumisión a los que Dios ha puesto como autoridad.
¿Qué es la iglesia cristiana?¿Será que es el gran edificio que se encuentra frente al parque? ¿O es cierta congregación u organización? Exactamente, ¿qué es?
Dios, en su gran sabiduría, le hizo una mujer al hombre. Ahora bien, Dios les ha dado funciones diferentes al hombre y a la mujer. Veamos la belleza y la responsabilidad que le corresponden a la mujer como complemento al hombre.
Dios nos quiere enseñar por medio de la sabiduría y la experiencia de los ancianos. Pongámosle atención.
Es lógico que los verdaderos amadores de Dios y de su Palabra quieran anunciar la palabra en la manera que Dios quiere que sea anunciada. Jamás querrán anunciar la Palabra de Dios en una forma que le deshonre. Entonces la pregunta es: ¿Qué piensa Dios de las mujeres en el púlpito?