Mientras escribo esto, el mundo se tambalea por el COVID-19, también conocido como coronavirus. Mi esposa y yo nos encontrábamos a 4.000 kilómetros de casa cuando golpeó la crisis. En un mes, ya no era el problema de un país, sino que se había convertido en una amenaza mundial.
Jesús ofrece ayudarnos con las cargas de la vida. El yugo de Cristo nos anima a seguir caminando, y nos enseña a obedecer aunque no lo sentimos. El yugo es un medio que Jesús usa para guiarnos por el camino verdadero de su voluntad. Si nos enyugamos con Cristo, no tendremos que caminar sin rumbo.
¿Ha experimentado la paz que Cristo da? Si no, arrepiéntase hoy y sea lleno de la paz que sobrepasa todo entendimiento. Si la ha experimentado, cuídela con toda diligencia, evitando las cosas que la estorban.