“Fue el tiempo más oscuro y doloroso que atravesaría. Sentía como
si me despedazaban el corazón. Incluso con toda la infidelidad y el
abuso, no había esperado esto. Me sentía abandonada, rechazada y
destrozada”.
Mientras escribo esto, el mundo se tambalea por
el COVID-19, también conocido como coronavirus.
Mi esposa y yo nos encontrábamos a 4.000
kilómetros de casa cuando golpeó la crisis. En un
mes, ya no era el problema de un país, sino que se
había convertido en una amenaza mundial.
Jesús ofrece ayudarnos con las cargas de la vida. El yugo de Cristo nos anima a seguir caminando, y nos enseña a obedecer aunque no lo sentimos. El yugo es un medio que Jesús usa para guiarnos por el camino verdadero de su voluntad. Si nos enyugamos con Cristo, no tendremos que caminar sin rumbo.
Jesús vino con el propósito específico de restaurar a la humanidad caída, a todos aquellos que se entregan a él. No vino a terminar de quebrar la caña débil. Vino a restaurar aquella caña; es decir, Jesús ofrece hacer de ti algo bello.
La mancha, Preguntas sin respuestas, Un día más, ¡Cuán insondables!, Felipe y el etíope, La quietud del corazón, Receta de cocina: Pastel mojado de chocolate, El camino que ella escogió 4e, Todo está bien, El valor de la sabiduría