Dirección eqivocada

¡Urgente! un cambio radical. Un terror al pecado y una entrega total a Dios: es tu decisión.

Imagínate que conduces aprisa en el autopista cuando de pronto miras unos autos que vienen hacia ti en tu mismo carril. ¡No puede ser! te dices. Pero es cierto. Te das cuenta que conduces en sentido contrario al del carril. ¡Debes actuar de prisa!

Necesitas hacer un cambio radical

¿Hacia dónde conduces tu vida espiritual? Si vas en dirección equivocada, las consecuencias serán fatales. Debes frenar y hacer un retorno.

El arrepentimiento es el retorno espiritual. Tú y yo debemos arrepentirnos porque hemos pecado. El pecado consiste en desobedecer al Dios que nos hizo, y complacerme aunque sea contrario a Dios. Es decir en mi corazón: “Haré como me plazca sin importar las consecuencias”.

Dios manda a todas las personas de todas partes a arrepentirse (Hechos 17:30). El apóstol Pablo predicó “arrepentimiento para con Dios, y la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hechos 20:21).

Dios dice que si no te arrepientes, perecerás (Lucas 13:3). La paz con Dios se logra únicamente por el arrepentimiento. Consiste en rendir nuestro propio ego, y entregarnos a la voluntad de Dios.

“El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13). Si tu profesas ser cristiano y guardas pecado en tu vida, o si nunca has rendido tu vida a Dios... debes arrepentirte si quieres disfrutar de lamisericordia de Dios.

Cómo dar la vuelta

El arrepentimiento no consiste sólo en sentir remordimiento por un pecado. Podemos sentir pesar por las consecuencias del pecado y aún no desear alejarnos de él. No es sólo convicción, porque aún cuando sabemos que hacemos mal, no siempre deseamos cambiar nuestros hábitos. El arrepentimiento no es sentir temor del infierno, porque muchos tiemblan ante el pensamiento de la muerte, pero siguen con el mismo estilo de vida.

El arrepentimiento verdadero se lleva a cabo en el corazón, mediante una obra del Espíritu Santo. Sucede cuando llego al fin de mi camino, hastiado de mi pecado, de tal forma que lo reconozco ante Dios y dejo de practicarlo. Sucede cuando me entrego totalmente a Dios con un sincero deseo de obedecerle en todo. Busco restituir ante los demás todos los daños que causó mi pecado. Dejo mis hábitos pecaminosos. Renuncio toda duda de Dios y confío en Jesús, que él perdonará mis pecados y me salvará.

Los resultados del cambio radical

Al escoger el arrepentimiento para con Dios y la fe en el Señor Jesucristo (Hechos 20:21), el ser humano experimenta muchísimo más que “religión”. Recibe una nueva vida. ¡La vida divina! Nace “de nuevo”, y esta vida nueva brota con justicia. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:8-10).

El arrepentimiento y la nueva vida son acompañados con el bautismo, con lo cual la persona se identifica públicamente con el pueblo de Dios.

Decídete  

El conductor que viaje en sentido contrario debe actuar DE PRISA, o la destrucción será irremediable.

Si tú continúas según tu propia voluntad, serás destruido. Vuélvete a Dios en fe, antes que sea demasiado tarde. Rinde tu corazón a Dios. Busca misericordia en Cristo. O serás condenado para siempre al lago de fuego. Toma tu decisión.

Si vas en sentido contrario, date un giro de 180 grados. El arrepentimiento es la única manera de ubicarse en el camino correcto. “Así que, arrepentíos, y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos 3:19).

Es tu decisión: ¡ARREPIÉNTETE, o perecerás!

 

Christian Light Publications, Harrisonburg, VA  22802 Tel. (540) 434-0768

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