La libertad verdadera

Todo el mundo desea la libertad y la busca. En la mayoría, existe algo en el corazón que clama por la libertad. Pero pocos comprenden lo que es la verdadera libertad.

Gálatas 5:1-13

Todo el mundo desea la libertad y la busca. En la mayoría, existe algo en el corazón que clama por la libertad. Pero pocos comprenden lo que es la verdadera libertad. Los impíos creen que la libertad consiste en no tener que obedecer a nadie y poder hacer lo que uno quiera sin ninguna restricción.

Sin embargo, tarde o temprano, se darán cuenta que esa supuesta libertad en realidad es una esclavitud. Pregúntele al adicto al tabaco, el alcohol, o a las drogas. Si el adicto es honrado, reconocerá la gran esclavitud que es su vicio. El adicto al vicio no tiene las fuerzas para resistir lo que el cuerpo le pide. Las exigencias del cuerpo son más fuertes que la voluntad propia y lo dominan.

¿Qué, pues, es la libertad? Un joven, recientemente convertido a Cristo, entró en una tienda donde lo conocían bien. El propietario de la tienda le habló diciendo:

—Te tengo mucha lástima. Ahora tienes que vivir bajo una gran esclavitud. Ahora no vas a poder fumar, ni tomar, ni bailar. No te podrás divertir en nada.

 El joven le respondió:

—Está equivocado. Al contrario, usted no entiende la libertad que he encontrado. Ya no quiero hacer esas cosas. Más bien, quiero agradar a Dios. Ahora, por su gracia yo puedo hacer lo que en verdad quiero hacer. Tengo toda la libertad para servir a mi Señor.

Jesús dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). También dijo: “Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” (Juan 8:34).

El apóstol Pablo dijo: “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte…” (Romanos 8:2) ¡Qué gloriosa libertad!

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