¿Somos civilizados o barbaros? ¿Cristianos o paganos? No requiere mucha inteligencia para saber la respuesta. Dios lo sabe, y tu también lo sabes.
En el último siglo hemos visto reportajes sorprendentes del paganismo en algunas partes de África, en algunas islas, y aun en ciertas tribus indígenas de América. “¡Qué lamentable!” decimos, refiriéndonos a su ignorancia, su pobreza, su falta de progreso, y sus costumbres anticuadas. “¡Qué vida más pecaminosa llevan con su desnudez, su música erótica, sus bailes sensuales, su perversión, y su condición atrasada!”
Nosotros pensamos: “¡Qué suerte la nuestra por haber nacido en un país civilizado! ¡Qué gran ventaja tenemos por vivir en una civilización avanzada, educada, progresista, y cristiana! Tenemos que llevar nuestra civilización a esos desdichados para que ellos también disfruten de esta buena vida.”
Pero, ¿qué ha pasado con nuestra cultura civilizada y supuestamente cristiana? Ahora, aun en los pueblos más pequeños, se acepta abiertamente la desnudez. Muchas mujeres y niñas visten pantalón corto y minifaldas. Los hombres salen a la calle y a sus trabajos en pantaloneta y sin camisa. Ni hablar de las playas donde hombres y mujeres andan prácticamente desnudos.
Las modas de hoy son ridículas. Hay cortes de pelo entre los jóvenes que son más desordenados que los de los antiguos bárbados. Ninguno de los aborígenes de Australia se atrevería a llevar la ropa que algunos jóvenes usan hoy. Hay muchos de los que nosotros consideraríamos bárbaros que no acuchillaría las perneras de su pantalón nuevo de mezclilla (lona). Ningún pigmeo de África usaría gafas de sol en un día anublado.
Por todas partes se oye la música, el rock and roll, rap, reggae, y hasta música satánica. Hay música de rock y reggaetón que supuestamente es cristiana pero tienen los mismos ritmos sensuales que la música de Satanás. Extrañamente, esta música es muy semejantes a la música tribal de África. Sin embargo, hoy en día es aceptada aun por padres supuestamente cristianos y de respeto.
¿Somos civilizados o bárbaros? ¿Somos cristianos o paganos?
Hoy se ven, hasta en la calle, bailes osadamente indecentes y sensuales. Abunda el desenfreno sexual. Además, el alcoholismo y la drogadicción son predominantes en la sociedad. Muchos insisten en que la homosexualidad es una práctica normal y natural.
La violencia ha aumentado a niveles alarmantes. Las noticias hablan cada vez más de tiroteos, puñaladas, homicidios, suicidios, y violencia doméstica.
¿Dónde está nuestro progreso? El progreso verdadero resulta en vidas más sanas, pureza moral, más justicia, menos violencia, y victoria sobre los vicios. Resultaría también en hogares estables y felices, matrimonios fieles, e hijos obedientes y preparados para servir a Dios y mejorar la sociedad.
¿Somos civilizados o bárbaros? ¿Somos cristianos o paganos? No se necesita mucha preparación, ni mucha inteligencia, para saber la respuesta. Hay una decadencia tremenda y rápida en nuestra sociedad.
Amado lector… ¿qué te ha pasado? ¿Has perdido el temor a Dios? ¿Te importa el rumbo en que vamos?
¿Cómo podemos sembrar las semillas de maldad a diario por Internet, la televisión, las películas, las fiestas, las cantinas, y las discotecas, y creer que vamos a cosechar la santidad, la justicia, la pureza, y la honradez? ¿Podrá ésto producir el progreso verdadero? ¿Producirá cristianos verdaderos?
¡Despiértate, padre! ¡Despiérta te, madre! ¡Despiértate, pastor! ¡Despiértate, joven! ¿En qué camino estás? El Señor dice:
“Ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella” (Mateo 7:13).
El que anda por ese camino espacioso, practicando lo malo, debe saber que le espera la perdición eterna. Experimentará los resultados de esas maldades en esta vida, y algo peor después de la muerte. El apóstol Pablo describe este tipo de vida así:
“En los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás” (Efesios 2:2-3).
Amado lector, ¿te está llevando la corriente de este mundo a la perdición? Por el bien tuyo, el de tus hijos, y el de las generaciones venideras, haz algo. Tus decisiones hoy pueden cambiar el rumbo de tu propia vida, y el de otras personas.
La hora es tarde; el fin se acerca. Pero hoy todavía puedes arrepentirte, volver a Dios, y entregarte a Jesucristo. Puedes pedirle que dirija tu vida. Esto te llevará contra la corriente de este mundo; pero te llevará a una vida feliz ahora y a la vida eterna después.
¿Somos civilizados o bárbaros? ¿Cristianos o paganos? Dios lo sabe y tú lo sabes.