Un sábado en la noche, mi amigo me dijo:
—Acabo de llegar de confesarme con mi sacerdote; pues estoy bien por otra semana.
En un sentido, mi amigo llevaba un concepto correcto respecto a Dios y a sí mismo. Reconocía que Dios es santo y que se necesita un intermediario más santo que uno mismo para abogar por él ante Dios.
Sin embargo, puede ser que ignoraba esto: Para que la obra de mi sacerdote sea eficaz, tal sacerdote tiene que ser aprobado por Dios.
En los tiempos del Antiguo Testamento, Dios escogió a Aarón y a sus descendientes para servir de sacerdotes a Su pueblo. Este sacerdocio duró hasta la resurrección de Jesucristo de la muerte. Desde ese momento, el que se acerca a Dios ha de hacerlo por medio de Jesús.
¿Qué atributos califican únicamente a Jesús para representarnos ante Dios?
- Jesús se mantuvo perfecto en la tierra a pesar de que se vistió de la misma carne y sangre que nosotros. Hebreos 2:17 dice: “Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.” Y en Hebreos 4:15 dice que Él “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” Nunca cometió ningún pecado, ni sufrió la naturaleza pecaminosa. Esto lo califica para representarnos ante Dios.
- Hebreos 1:3 dice de Jesús: “El cual, siendo el resplandor de su gloria [de Dios], y la imagen misma de su sustancia...” Jesús dijo en cuanto a Sí mismo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). Mientras Jesús estaba en la tierra, era a la vez hombre y Dios. Así puede representarnos al Padre. Vino de Dios como el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra profesión (Hebreos 3:1).
- Como el perfecto Dios-hombre, Jesús entiende la mente de Dios. También entiende la mente de cualquier persona que viene a Dios por medio de Él. Pues queda claro que es el Mediador perfecto entre Dios y el hombre. La Biblia también dice que hay “un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5).
- Los sacerdotes del Antiguo Testamento ofrecían sacrificios vez tras vez. “Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios” (Hebreos 10:12). “La sangre de Jesucristo... nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). Ya que la sangre de Jesús lava los pecados, no tenía que ofrecerse vez tras vez; se ofreció una sola vez para siempre. ¿Quién es tu sacerdote?, y ¿qué sacrificio ofrece él?
- Todo sacerdote terrenal ha de morir, pero Jesucristo resucitó de la muerte. Es como dice Hebreos 7:25: “Viviendo siempre para interceder por ellos”. Si Él es tu sacerdote, nunca tendrás necesidad de otro. ¿Quién es tu sacerdote? ¿Morirá algún día tu sacerdote?
- Jesucristo ya no está en la tierra ejerciendo Su sacerdocio, sino que “traspasó los cielos” (Hebreos 4:14), donde “se ha sentado a la diestra de Dios” (Hebreos 10:12). ¿Quién es tu sacerdote?, y ¿dónde está?
Amigo, ¿qué tal contigo? ¿Te has confesado ante Jesús para que te limpie con Su sangre? ¿Has entregado tu vida completamente a Él? Si no, ni es tu Salvador ni es tu Sacerdote.
¿Estás bien con Dios? Si hay dudas, habla con la persona que te entregó este folleto, o dirige una carta a la dirección abajo. Hazlo hoy. “He aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2).
—Richard Mummau
El texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
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