Si alguno ha fallado a la hora de criar hijos cristianos, obedientes y respetuosos, aún hay esperanza. No solo a Elías se le encomendó el ministerio de hacer volver el corazón de los padres a sus hijos y el corazón de los desobedientes a la sabiduría y justicia.
Cuando los padres envejecen, continúan ocupando un lugar vital en la vida de la familia. Incluso si se vuelven dependientes o difíciles de entender, el Señor los tiene con nosotros por un propósito, y tiene también una bendición para el que honra a su padre y su madre.
Hoy día hay mucha necesidad de adopciones. Hay tantos niños en el mundo que no tienen hogar. El corazón de cada padre cristiano debe sentir compasión por ellos, como Dios se compadece de las almas perdidas que él desea adoptar.