En el antiguo testamento tenemos la historia del pueblo de Dios. ¿Qué fue lo especial de ellos? ¿Porqué Dios los escogió a ellos? Podemos ver que Dios quería un pueblo especial. Un pueblo apartado del los demás naciones en ese tiempo. ¿Cómo podemos aplicar eso para nosotros hoy?
Había dos hombres, pero no eran iguales. Había dos casas, aparentemente iguales. Leemos de dos tempestades que también parecen muy iguales. Pero los resultados finales de estas dos tempestades eran muy distintos. ¿En qué consistió, pues, la diferencia entre los dos casos?
Dos mundos, dos puntos de vista. A la vez, los dos hombres sirven al mismo amo cruel y sin misericordia. Los dos necesitan de Dios y la sangre de Jesucristo que los puede limpiar de sus pecados. Dios tiene la misma compasión por ambos, y ofrece a los dos la vida eterna.
El cuerpo humano y el núcleo familiar son
poderosas metáforas para ayudarnos a entender la
familia de Dios y el diseño de Dios para la iglesia.
Comencemos con la metáfora del cuerpo humano.