¿o a la eternidad?
Cruzar la calle es muy fácil.
Usted lo podrá hacer doce veces al día. Sin embargo, miles de personas mueren cada año solamente cruzando la calle. Aun más personas son heridas cada año solamente cruzando la calle.
Así que no es tan simple, después de todo, no es solamente algo que usted hace como cosa de costumbre. Ya no es así. Cruzar la calle en estos días es asunto muy serio. Quizás usted logre cruzar; quizás no logre.
Quizás se encuentre con su amigo al otro lado de la calle; ¡quizás encuentre a Dios! Quizás llegue hasta la botica de la esquina, o ¿será que llegue por descuido al infierno? Las emocionantes horas que usted esperaba pasar en el teatro al otro lado de la calle pueden tornarse repentinamente en inesperada eternidad de terror sin alivio.
Asunto muy serio, ¡sí! Pero hay algo que usted puede hacer acerca de ello. Prepárese antes de intentar cruzar. La vida en un sillón es peligrosa, sin Dios; y cruzar la calle sin Dios es jugar con la muerte y la eternidad.
Prepárese usted, “Pero mientras ellas iban a comprar, vino [Jesucristo]... y las que estaban preparadas entraron con él... y se cerró la puerta” (Mateo 25:10). “Vosotros, pues, también estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá” (Lucas 12:40).
Solamente hay una manera de prepararse. Es una manera muy simple. Un hombre con la vida en peligro clamó, “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” Se le contestó, “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:30 y 31). “La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
La contestación no fue: sé bautizado, ingrese a nuestra iglesia, empiece a hacer obras buenas, o algo semejante. Pero: tan pronto que el hombre experimentó el arrepentimiento para con Dios, y la fe en nuestro Señor Jesucristo, quería ser bautizado y unirse al pueblo de Dios. Recibió una nueva vida—¡la vida divina! Había “nacido de nuevo”, y esa vida nueva fue demostrada por obras buenas. La salvación viene primero como dádiva de Dios, sin ningún mérito de nosotros; esta salvación es demostrada exteriormente por las obras que le siguen al cristiano. “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos 3:19).
Antes de cruzar otra calle, prepárese para un cruce salvo. Podrá ser solamente al otro lado de la calle, o a la eternidad.
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El texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
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