Siete puntos que comprueban que la Biblia es la Palabra de Dios.
La Biblia es la Palabra de Dios. Cada palabra de cada libro de la Biblia, tal como fue originalmente escrita, fue inspirada por Dios. La Biblia no sólo “contiene” la Palabra de Dios; la Biblia “es” la Palabra de Dios. Algunos consideran que creer tal cosa sería comparable con creer que la tierra es plana o que el sol gira alrededor de la tierra. Pero el asunto importante no es lo que ellos crean respecto a la Biblia.
Lo importante es que sepamos qué es la verdad acerca de la Biblia. Los siete puntos siguientes comprueban que la Biblia es la Palabra de Dios.
Aunque Dios es el autor de la Biblia, fueron hombres inspirados por el Espíritu Santo quienes la escribieron. Más de cuarenta hombres participaron en la redacción de los sesenta y seis libros que constituyen la Biblia. La mayoría de estos escritores no se conocieron entre sí, debido a que vivieron en momentos distintos en un plazo de 1,600 años. Se criaron en trece países distintos, en tres continentes y escribieron en tres idiomas diferentes. Algunos de los escritores eran reyes, estadistas o médicos—hombres de letras. Otros eran pescadores, pastores o agricultores—hombres de poca instrucción formal.
Imagina: cuarenta escritores separados por tiempo, geografía, política, cultura, vocación, posición social y hasta por idioma. ¿Qué podríamos esperar que produciría semejante grupo tan desigual sino una masa de información desordenada y contradictoria? No obstante, la Biblia tiene un solo mensaje central, un solo código de ética y un solo plan de salvación. Una sola persona, Jesucristo, es el tema central de los sesenta y seis libros. La unidad maravillosa de la Biblia tiene una sola explicación: tiene un solo autor, Dios.
Vez tras vez, la Biblia afirma ser la Palabra de Dios. Expresiones tales como: “Dios habló,” “el Señor dijo,” o “Jehová mandó” aparecen más de dos mil veces en la Biblia.
El apóstol Pablo escribió: “Lo que os escribo son mandamientos del Señor” (1 Corintios 14:37), y “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16).
Muchas personas dicen que la Biblia es un buen libro, pero no creen que sea la Palabra de Dios. Esto no es razonable. Si la Biblia no es lo que afirma ser, la Biblia no puede ser un buen libro, sino obra de hombres malvados y mentirosos. Un libro que contenga más de dos mil mentiras no es apto ni para que niños lo lean.
Pero el lector honesto sabe que la Biblia es un buen libro. Es evidente su autenticidad. Sus relatos y preceptos son realistas. La norma de bueno y malo que sostiene ha desafiado e inspirado a hombres buenos, y ha condenado y enfurecido a hombres malos en todo el mundo. La Biblia es un libro santo. Verdaderamente es la Palabra de Dios.
Por lo general, los libros tienen vidas cortas. De cada diez libros que se publiquen este año, ocho serán olvidados en menos de doce meses. Sólo uno de cada 200 se podrá conseguir después de siete años. La gente de hoy día lee muy poco los libros que se publicaron hace dos mil años.
Pero la Biblia es la excepción. Su popularidad ha ido en aumento constante desde hace tres mil años. El atractivo de la Biblia supera todo competidor. Es el “best seller” universal de todo tiempo, habiéndose vendido aproximadamente dos mil quinientos millones de ejemplares desde 1815. Cada año se imprimen millones de Biblias. La Biblia completa ha sido traducida a 405 idiomas, y porciones de ella han sido traducidas a 3,308 idiomas.[i] La Biblia es leída en todo el mundo, desde la isla menor del Pacífico del sur hasta las chozas nevadas del Ártico.
La Biblia habla a todas las naciones; todas las razas la estiman; todos los pueblos la aman; y en todas partes del mundo hay personas dispuestas a morir por defenderla. El atractivo de este libro tiene una sola explicación: es la Palabra de Dios.
A pesar de que la Biblia es el libro más amado en el mundo, también es el libro más aborrecido. La Biblia enseña cosas sumamente desagradables a los hombres impíos, y por eso, muchos han rechazado su mensaje. Algunos han intentado desacreditar la Biblia, señalando supuestos errores en ella. Otros se han rebajado a quemarla y perseguir a quienes viven conforme a ella.
En su libro The Age of Reason (La era de la razón), Thomas Paine escribió: “Dentro de cincuenta años, la Biblia será anticuada y habrá sido olvidada.” La mismísima imprenta en la que se imprimió The Age of Reason posteriormente fue utilizada para imprimir miles de Biblias.
Voltaire, el soberbio filósofo francés, presumía: “Se necesitaron doce hombres para fundar el cristianismo, pero yo solo lo destruiré… Dentro de cien años, la Biblia y todo el cristianismo habrán sido olvidados.” Pero cincuenta años después de su muerte, la Sociedad Bíblica de Ginebra estaba usando la casa y la imprenta de Voltaire para producir miles de Biblias.
Lenin, quien estableció el comunismo en Rusia, dijo: “Espero vivir el tiempo necesario para asistir al funeral de todo lo que es religioso.” Thomas Paine y Voltaire murieron hace cientos de años. Lenin también ha pasado a la eternidad, pero la Biblia permanece.
En muchos países, durante siglos era prohibido poseer una Biblia. Encarcelamiento o muerte esperaba a quien la leyera o enseñara. Las Biblias eran confiscadas y quemadas. Ningún otro libro ha sido tan maltratado, analizado, menospreciado, criticado y aborrecido. Vez tras vez, los hombres han anunciado el deceso de la Biblia y predicado su sermón fúnebre. Pero antes que ellos lleguen a sus casas, la Biblia se levanta y reaparece, tan viva y pertinente como antes, en los atestados centros de la vida, levantando su voz tronante contra la maldad, revelando los secretos de los corazones, ofreciéndoles consuelo a los abatidos y esperanza a los moribundos, e irradiando de sus sagradas páginas las maravillas del porvenir. La Biblia es la Palabra de Dios, y Él preservará Su Palabra para siempre. “Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos” (Salmo 119:89).
Sólo una persona conoce el futuro: esa persona es Dios. Los hombres pueden conjeturar acerca del futuro, pero Dios lo sabe. Él ha revelado algunos detalles y eventos del futuro en Su libro, la Biblia. Las profecías acerca de la primera venida de Jesús demuestran este punto. La Biblia contiene más de trescientas profecías que se cumplieron en Jesucristo. Fueron hechas cientos... hasta miles de años antes del nacimiento de Jesús. Sin embargo, se cumplieron al pie de la letra.
Y no fueron éstas las únicas profecías que se cumplieron. Cada una de las trescientas profecías acerca de Jesús se cumplió. La única explicación es que Dios conoce el futuro y Él nos lo reveló en Su Palabra, la Biblia.
La Biblia no es un libro de texto de historia, pero en sus páginas se mencionan centenares de personas y ciudades. Muchas de éstas yacen olvidadas bajo el polvo de siglos. Los críticos de la Biblia supusieron que los escritores habían ideado algunos personajes como los heteos y el rey David. Según ellos, estas historias “ficticias” eran ejemplos de los errores de los que supuestamente estaba plagada la Biblia.
Pero aparecieron los arqueólogos con sus palas. De las antiguas ruinas se levantaron muertos para contar historias de épocas pasadas, relatos que vez tras vez confirmaron la historia bíblica y dejaron a los críticos avergonzados.
La Biblia tampoco es un libro de texto de ciencias. Fue escrita para mostrar al hombre su necesidad espiritual. No fue escrita principalmente para enseñarle acerca del mundo en que vive. Pero Dios, quien es el autor de la Biblia, también es el Creador del mundo natural. Cuando la Palabra de Dios se expresa sobre temas de ciencia, habla con precisión. Job afirmó hace miles de años que Dios “cuelga la tierra sobre nada” (Job 26:7). ¿Cómo supo él que la tierra giraba en el espacio? La respuesta es que Dios lo sabe y Job fue inspirado por Dios a escribir con precision cosas que él no podía saber por sí solo.
Hoy en día, muchos se burlan de la Biblia como anticuada y poco científica.
No sería una exageración decir que la ciencia ha desplazado el cristianismo como religión del mundo occidental. El método científico ha sustituido la revelación divina como medio para conocer la verdad. Y el científico ha desplazado el teólogo como guía y sacerdote para el hombre común. ¡Cuidado! Dios conoce mucho más que el hombre, y Su Palabra será reivindicada al final.
Se podrían contar muchas historias emocionantes acerca del poder de la Biblia para transformar vidas. Los borrachos se han vuelto sobrios; rameras se han vuelto puras y decentes; ladrones se han vuelto honestos y rectos. La Biblia ha levantado de la selva a hombres ignorantes y supersticiosos, liberándolos de su esclavitud al mal, para transformarlos en hombres de Dios. El mensaje de la Biblia ha transformado caníbales en hombres bondadosos y amantes de la paz.
Nadie tiene por qué desesperarse, porque las buenas nuevas de la Biblia anuncian que hay esperanza para cualquiera. Jesucristo es el personaje central de la Biblia. Todo el que estudie este libro, crea su mensaje y reciba al Cristo que la Biblia revela, experimentará un cambio radical en su vida. La Biblia eleva al hombre hacia Dios porque provino de Dios. Verdaderamente la Biblia es la Palabra de Dios.
¿Por qué no familiarízate con este libro maravilloso? Empieza con el Nuevo Testamento y lee reflexiva, abierta y honestamente. Prepárate para encontrarte contigo mismo en sus páginas. “La palabra de Dios… discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). Prepárate también para encontrarte con Dios conforme vayas leyendo. Él no ha muerto, ni es Su Palabra una carta muerta. Él es perfectamente capaz de satisfacer tu necesidad espiritual si estás dispuesto a aceptar Su señorío sobre tu vida. “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 3:7, 8).
* * * * *
Preparado y presentado en inglés por la junta de publicaciones de la Iglesia Menonita de Pensilvania Oriental y Áreas Relacionadas
El texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Reina-Valera 1960® es una marca registrada de American Bible Society, y se puede usar solamente bajo licencia.
[i] Wycliffe Bible Translators USA (diciembre de 2003)