¿Necesita usted un Siervo? Quizá crea que no. Pero Dios, quien no solamente ve el exterior pero también el corazón, declara que “nadie viene al Padre” sino por Jesucristo. Rico o pobre, usted necesita a este Siervo. El rico y el pobre le pueden pedir que les preste Sus servicios, porque son gratis.
¿Cuántos hombres saben recortar su propio pelo o preparar la comida? Muchos necesitan un siervo. ¿O cuántas mujeres necesitan un siervo para hacer la tela o la ropa? Y todos necesitan un siervo cuando están enfermos. Pero estos siervos no más alivian a uno en lo temporal.
Necesita un siervo para traer alivio al alma, la mente y el espíritu. Porque Dios dice, “Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”. Necesita alivio de la esclavitud de una vida sin Dios. Necesita ser librado como ave para que levante su vuelo a la elevada y pura atmósfera. Dios lo creó a usted para que disfrute de esta atmósfera. Atmósfera celestial no se encuentra en mansiones y jardines, porque el hogar verdadero del alma humana es el corazón de Dios mismo. Escuche usted esto:
Dios “tomó sobre sí mismo la forma de un siervo”. Esa declaración no es opinión mía ni la imaginación de algún poeta. Esa es la Palabra del Dios quien no puede mentir. ¡Él lo ha declarado! Dios dispone Su servicio a favor de humanos pobres y necesitados de la tierra. Como Siervo, ¿qué pensaba hacer Dios por nosotros? Jesucristo (quien era Dios descendido a la tierra como un Siervo) declaró que Él vino para que los hombres tuvieran vida más abundantemente que la que jamás pudieran tener sin Él. Vino a satisfacer la pena de muerte por el pecado. Este Siervo de Dios murió por todos los hombres para que todos los que quisieran se pudieran salvar del castigo del pecado.
¿Qué otra cosa hizo el Siervo de Dios? No solamente nos ha provisto con la oportunidad de escapar los datos y el castigo del pecado pero, como un Siervo que siempre vive, continúa ofreciéndonos las provisiones para que no pequemos en nuestra vida cotidiana. Más allá de esta vida, Él ha prometido recibirnos enteramente restaurados y levantados a la perfección en el cielo mismo, alejados para siempre de los efectos malignos y agobiadores del pecado.
¿Necesita usted un Siervo? Quizá crea que no. Pero Dios, quien no solamente ve el exterior pero también el corazón, declara que “nadie viene al Padre” sino por Jesucristo. Rico o pobre, usted necesita a este Siervo. El rico y el pobre le pueden pedir que les preste Sus servicios, porque son gratis.
Lo único que se requiere es que usted le ceda el manejo completo de su vida a Él. ¡Suelte usted y deje obrar a Dios! ¿Abandonará usted sus propios esfuerzos para vivir con Cristo? Oiga Su invitación:
“VENID A MI TODOS LOS QUE ESTÁIS TRABAJADOS Y CARGADOS, Y YO OS HARÉ DESCANSAR. LLEVAD MI YUGO SOBRE VOSOTROS, Y APRENDED DE MI, QUE SOY MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN; Y HALLARÉIS DESCANSO PARA VUESTRAS ALMAS; PORQUE MI YUGO ES FÁCIL, Y LIGERA MI CARGA” (Mateo 11:28–30).
El texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
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