Jaime y Juan tienen un certificado de matrimonio. Viven en un país donde tal unión se considera legítima. ¿Debe esto crear problemas para alguno?
Jaime y Juan tienen un certificado de matrimonio. Viven en un país donde tal unión se considera legítima. Un pastor les realizó la ceremonia. Les aseguró que no podían evitar sus inclinaciones sensuales. Pues, con la bendición del pastor y el apoyo del gobierno tienen libertad para hacer lo que les place.
¿Debe esto crear problemas para alguno?
Antes de analizar esta pregunta, volvamos a la creación, cuando Dios hizo al hombre. Dice la Biblia: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra...” (Génesis 1:27-28).
La verdad es que, cuando Dios creó a la primera pareja, no creó dos hombres. La primera unión tampoco fue la de dos mujeres. Creó a un hombre y a una mujer. Hizo así porque notó que no es bueno que el hombre esté solo. Como esposo y esposa, se encontraban completos. Dios les hizo así con dos propósitos nobles: para que cada uno supliera sin egoísmo las necesidades del otro y para que la unión resultara en producir niños.
Creó una pareja que se complementan el uno al otro de manera física, emocional y espiritual. El hogar así creado tenía todas las dinámicas necesarias para un ambiente estable y seguro. “Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:23-24).
¿Debe esto crear problemas para alguno?
Creó un problema para Satanás. De inmediato comenzó a intentar destruir el primer hogar introduciendo la idea de que la gratificación personal era lo que faltaba para lograr una satisfacción mayor. Usó el fruto prohibido como instrumento de enseñar la lección. Cuando logró que esa primera pareja probara el fruto prohibido, fue un paso largo hacia su meta de destruir el primer hogar. Ese fruto prohibido era dulce solo por un momento, pero los resultados amargos perduran hasta hoy.
Hasta el día de hoy, Satanás lucha por destruir los hogares. Y no ha descubierto una manera mejor que inducir a las personas a probar el fruto prohibido. Muchas veces recurre al fruto sensual prohibido, que también es dulce por el momento, pero deja un sabor amargo de largo alcance. La fornicación, el adulterio y la homosexualidad son claramente prohibidos en la Palabra de Dios.
Todas esas prácticas arrastran la Sociedad hacia la ruina de Sodoma. Los “cristianos” que aceptan la fornicación juvenil, el divorcio, las segundas nupcias y, ahora, la homosexualidad intentan cambiar las normas que aprueba Dios, pero solo cambian lo que aprueban ellos. Dios y su ley no han cambiado. Todo eso es pecado y lleva a más pecado y dolor. Ya que los “cristianos” aprueban el pecado, no es de sorprenderse del brote de personas que buscan estilos de vida alternativos en el día de hoy.
La Biblia, en Romanos 1, explica el proceso que atrapa a uno. Primero, las personas se corrompen en lo que adoran. Al desviar su deseo que debe enfocar en Dios, comienzan a encenderse en su lascivia unos con otros. La fornicación y el adulterio, tanto como otros estilos de vida que alteran el orden que estableció Dios, llegan a ser prácticas aceptables. “Dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío” (Romanos 1:27).
Pues ¿qué es la verdad sobre el asunto?
Usted y yo tenemos libertad para hacer lo que queremos, pero no podemos escoger las consecuencias. La ley de Dios establece los resultados, que son lógicos y previsibles. Dios nos ha dado bastante información en su Palabra y en nuestras conciencias para distinguir el bien del mal. “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones [...]heredarán el reino de Dios” (1 Corintios 6:9-10).
La Palabra de Dios también ofrece una alternativa: una alternativa al pecado. “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:11).
También dice: “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). En Cristo puedes ser transformado para que tus deseos y tu estilo de vida sean como los de Él. Puedes dejar el camino pervertido que lleva a la perdición y entrar en la vida que agrada a Dios, el camino al cielo y la vida eterna.
La sociedad que aprueba las prácticas que Dios condena va camino a la destrucción, y todo él que se involucra en estos pecados se dirige al castigo eterno. ¡Puedes escoger un estilo de vida alternativo! Escoja la vida que agrada a Dios y que te conviene, aunque te cueste mucho ir en contra de los deseos de tu cuerpo.
Puedes escoger entre el estilo de vida que consideras que te agrade, o el estilo de vida que agrada a Dios y trae la verdadera felicidad, pues Él es que escoge las consecuencias.
Esta es la verdad sobre el asunto. Busca a Cristo y a los verdaderos seguidores de Él. Estudia su Palabra. Hallarás el mejor estilo de vida, una alternativa mucho mejor a la que puede vivir sin Cristo, y lleva a la vida eterna.
El texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
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