Usted puede hacer como guste, pero…

Dios está en sus manos—ahora. Usted lo puede ignorar, puede reírse de Su salvación, insultar a Sus seguidores, y reírse del infierno. Dios ya tiene fijado el día cuando usted estará en Sus manos. Lo que Él hará con usted dependerá de lo que usted haya hecho con Él durante la vida aquí en la tierra.

Usted puede hacer como guste con Dios ahora. Está permitido. Dios se entregó en las manos de los hombres cuando envió a Jesucristo al mundo. Él fue Dios perfecto y hombre perfecto en un solo Ser. Él estaba entonces en las manos de hombres. Lo insultaron. Estaba permitido. Los hombres le escupieron. Dios lo permitió. Le llamaron diablo. Dios contuvo Su ira. Finalmente los hombres lo arrestaron. Le hicieron un juicio injusto. Lo azotaron. Lo clavaron a una cruz y lo colgaron entre el cielo y la tierra; y Dios lo permitió.

Usted puede hacer lo mismo aunque Cristo no está materialmente presente. Usted lo puede ignorar. Usted puede ignorar Su Libro, la Biblia, y Su Iglesia. Usted puede reírse de Su salvación comprada con sangre, insultar a Sus seguidores, y reírse del infierno. Está permitido. El Cristo eterno quizá toque a la Puerta de su alma, llamándolo para que deje de pecar y para que se prepare para ir al cielo. Usted puede rehusarlo, escupirle, llamarle diablo, insultarlo. Está permitido. Usted puede usar Su nombre en insultos y juramentos si usted desea. Él está en sus manos—ahora.

Por otro lado, usted puede buscar Su favor, humillarse ante Él y pedir misericordia, implorar Su perdón, dejar sus pecados y entregarle toda su vida. Él ha dicho, “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). La decisión es suya. La cerradura de la puerta está en el lado suyo. Usted debe elegir: las parrandas y banquetes de este mundo o la quieta comunión con Dios; las lujurias siempre ardientes de la carne o la victoria poderosa de la disciplina del Espíritu Santo. Usted debe elegir: Dios está en sus manos—ahora.

Dios ya tiene fijado el día cuando usted estará en Sus manos. Lo que Él hará con usted dependerá de lo que usted haya hecho con Él durante la vida aquí en la tierra. Será horrible llegar ante Dios en el juicio si usted no se entregó completamente a Él cuando Él estaba en sus manos. En aquel día Dios tendrá solamente dos veredictos: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:42). O “entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21). El veredicto que caerá sobre usted dependerá de lo que usted haya hecho con Cristo en esta vida.

Jesucristo será el único refugio en aquel día de la ira de Dios. Jesucristo es la expresión misma del amor de Dios hacia nosotros, demostrada en Su vida, muerte y resurrección. Por la obra del Espíritu Santo, Él continúa Su amor, moviéndose sobre nuestro espíritu humano, impulsando nuestra conciencia humana para recibir a Jesucristo. Usted no tiene ninguna relación con Dios o con el cielo fuera de Jesucristo. Hay “un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5).

Quizá usted piense ser neutral, pero eso es decepción. Usted podrá posponer su decisión, supongamos. Pero, para el oído de Dios, el posponer es completamente un rechazo. Este es su tiempo. Él está en sus manos. En el día de Dios, cuando usted estará en Sus manos, no habrá lugar neutral entre el cielo y el infierno, ni mediador entre Dios y hombre. ¡No habrá mediador! Porque Él, quien es mediador ahora, ha sido designado para ser Juez en aquel día. ¡Amigo, escuche! Si usted quiere misericordia y perdón, tendrá que adquirirlos AHORA.

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El texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.

Reina-Valera 1960® es una marca registrada de American Bible Society, y se puede usar solamente bajo licencia.

 

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Español
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Rod and Staff Publishers Inc.
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